El reto de la movilidad urbana que condena a las mujeres de Latinoamérica a quedarse en casa

3 de abril 2024 | El Periódico
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Constanza Cilley

Directora de la consultora argentina Voices!. Actualmente es miembro del Consejo Directivo de WAPOR Latinoamérica, el capítulo regional de la asociación mundial de estudios

La violencia y el acoso están entre los principales problemas que sufren las mujeres en el transporte público.

Es imperativo abordar la desigualdad de género en la movilidad, un aspecto crucial, pero a menudo pasado por alto en el diseño y planificación de las ciudades latinoamericanas y en las discusiones sobre desigualdad de género. Y es que la movilidad refleja las inequidades arraigadas en roles sociales asignados históricamente a hombres y mujeres ya que las ciudades son concebidas y construidas mayoritariamente por y para hombres, lo cual presenta desafíos significativos para las mujeres en su vida cotidiana.

Las mujeres realizan desplazamientos más complejos debido a la persistencia de roles tradicionales. Mientras los hombres realizan más trayectos lineales, típicamente del hogar al trabajo y de vuelta, las tareas domésticas y de cuidado imponen una carga adicional en la movilidad femenina, influyendo en la diversidad de sus viajes diarios. Por ello, en barrios vulnerables, es mucho más frecuente que por restricciones en la movilidad, las mujeres salgan menos del perímetro barrial que los hombres, empequeñeciendo su mundo.

La percepción de inseguridad de las mujeres

La percepción de inseguridad por parte de las mujeres en el espacio público y en los medios de transporte es una de las barreras que dificultan, tanto la experiencia de viaje como la vivencia del espacio urbano, llegando a limitar la autonomía, la libre circulación y el acceso a las oportunidades de educación, trabajo, cultura y esparcimiento que brindan las ciudades.

Según la encuesta "Ella se Mueve Segura" del CAF y la Fundación FIA en tres ciudades latinoamericanas, la mayor presencia de hombres, el hecho de viajar solas y la falta de luz del día incrementan su temor al momento de desplazarse. La violencia y el acoso están entre los principales problemas que sufren las mujeres en el transporte público. De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la Ciudad de México, una de las urbes más habitadas de la región, se calcula que el 96% de este grupo ha sido víctima por lo menos una vez de estas agresiones.

Un nuevo estudio global de opinión pública sobre igualdad de género, seguridad y violencia de WIN divulgado recientemente para el Día de La Mujer 2024, explora las opiniones y creencias en 39 países y encuentra que la mitad de las mujeres encuestadas a nivel global se sienten inseguras al caminar solas de noche por su propio barrio.

Esta percepción de inseguridad es más frecuente entre mujeres jóvenes. Es interesante destacar que, si bien este tipo de inseguridad es un fenómeno que también afecta a hombres, lo hace en mucha menor medida. A nivel global un 26% de hombres contra un 46% de mujeres no se siente seguro o confiado cuando camina solo de noche por su barrio.

Al observar las cifras por región, vemos que en algunas zonas geográficas las mujeres se sienten más inseguras que en otras, destacándose América como el continente con mayor porcentaje de mujeres que así lo señala (64% comparado por ejemplo con Europa con un 45%). Por otro lado, algunos países de América Latina están entre los que registran mayores porcentajes de mujeres que declaran que no se sienten seguras o confiadas al caminar solas de noche por su barrio.

Del ranking de 39 países, los primeros siete puestos son ocupados por países latinoamericanos y todos los países de América Latina están por sobre el promedio global. La percepción de inseguridad vial alcanza en Chile al 83% de su población femenina, en México al 81%, en Ecuador al 75%, en Brasil al 71%, en Argentina al 69%, en Paraguay al 65% y en Perú al 64%. En Europa, Italia, Grecia e Irlanda registran el mayor porcentaje de mujeres manifestando sentirse inseguras y en Asia Pacífico, Malasia y Corea del Sur son los países con los porcentajes más altos.

¿Cómo se cuidan las mujeres?

Las mujeres han desarrollado tácticas cotidianas y estrategias de autocuidado para gestionar su seguridad, desde evaluar la vestimenta que usan, hasta evitar ciertos lugares u horarios, ir avisando vía mensajes o llamados a amigos o familiares en qué etapa del viaje están para sentirse acompañadas, llevar elementos de defensa personal, quedarse a dormir en casa de alguien para evitar el desplazamiento nocturno, evitar caminar, evitar transporte público y usar taxi entre otras medidas.

En Argentina, en 2019, luego del femicidio de una adolescente de 17 años al volver a su casa a la salida de una discoteca, se hizo viral la campaña “Amiga, ¿llegaste?” que puso de manifiesto la red de contención y compañerismo que existe entre las mujeres que piden a sus amigas que se reporten al llegar por miedo a que les suceda algo en el trayecto que las separa del lugar del encuentro a sus hogares. La tecnología puede ser una aliada clave para mejorar la seguridad. Compartir la ubicación en tiempo real es una herramienta que se incrementa. Y muchas veces, frente al miedo, quedarse en casa es una opción.

Y por el lado de los servicios de transporte, son varias las mejoras posibles para incrementar la calidad de los viajes. Desde un menor tiempo de espera, paradas y estaciones cercanas al origen y destino o personal de seguridad durante el viaje, hasta el establecimiento de rutas más directas. Otras sugerencias de los expertos incluyen que los conductores permitan a las mujeres descender de la unidad en cualquier punto del recorrido; ampliación de la red y todas las acciones referentes a las mejoras de seguridad en general como mejor iluminación, vigilancia etc.

Además aplicaciones de movilidad de transporte con horarios en tiempo real, alertas de servicio y rutas seguras, pueden reducir el tiempo de espera y proporcionar información vital para las mujeres. En Brasil, por ejemplo, se ha puesto en marcha en San Pablo una iniciativa inédita para que las mujeres dejen de esperar solas el autobús en mitad de la noche, llamada Abrigo Amigo, transformando las paradas en paneles táctiles capaces de hacer video-llamadas con una central de atención donde son atendidas por un equipo de mujeres formadas específicamente para saber cómo actuar ante posibles situaciones de riesgo.

Resulta útil también la formación a choferes de transporte sobre acoso sexual y cómo prevenir y actuar ante esas situaciones. Recientemente, en distintos países de la región un app de viajes ha lanzado una iniciativa de sensibilización destinada a los choferes de su red para prevenir conductas inapropiadas por parte de los mismos con el objetivo de sensibilizar a los conductores sobre las conductas y comentarios que pueden resultar incómodos o molestos para las usuarias.

Las mujeres se sienten más seguras cuando la conductora del servicio público es mujer. Sin embargo, en América Latina, una gran cantidad de mujeres no tiene licencia para conducir y la edad en que la adquieren es mayor que la de los hombres. De este modo, posiblemente también les cueste más imaginarse en roles profesionales vinculados al manejo.

En este contexto, es esencial que los gobiernos nacionales y locales promuevan una mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones sobre movilidad. Su conocimiento único sobre seguridad, infraestructura y modos de transporte puede contribuir a una planificación más inclusiva y segura.

Tras el mes Internacional de la Mujer, un llamado resuena: que la puesta del sol no mande a las mujeres latinoamericanas a quedarse en casa.