Maternidad en la Argentina: cuando la decisión depende de la economía

10 de noviembre de 2023 | Perfil
VER EN PERFIL

Un estudio analizó cómo las jóvenes argentinas ven la maternidad y cómo impacta la situación económica en esta decisión. Para el 40%, es importante pero no esencial, mientras que para el 20%, no es importante. Pero, según el nivel socioeconómico de cada persona, la investigación asegura que hay diferencias frente al deseo de ser madre.

Un estudio analizó cómo las jóvenes argentinas ven la maternidad. Para el 40%, es importante pero no esencial, mientras que para el 20%, no es importante. La sorpresa es que para los hombres no lo es en un 25%. ¿Es un deseo o una opción descartada? ¿Por qué impacta en la economía del país?

La empresa y consultora Voices! junto a partners como WIN y UADE presentaron un informe a nivel nacional y otro global. Si bien los números por un lado son auspiciosos, desde lo emocional, por otro dejan la pregunta flotando en el aire: ¿Es un deseo que depende del nivel socioeconómico?

Cuestión de deseo

¿Existe una edad ideal para cumplir un deseo, o es el deseo que motiva? Los entrevistados del informe de Voices! coinciden que la edad ronda por los 29 años. En tanto el 37% acuerda que no hay una edad específica que sea la mejor para tener hijos. Y, por último, acorde a los cambios generacionales, el 77% ve muy favorable que una madre tenga hijos después de los cuarenta.

Al hablar de experiencia de vida parece que la maternidad es rosa, o que el costo es inversamente proporcional a la gratitud. Es tan así que para el 76% de las madres tener hijos es la mejor experiencia que una mujer puede tener. Y si hablamos de calidad de vida, la sorpresa es aún más fuerte, dado que para el 30% de las mujeres argentinas, tener hijos es esencial para vivir una vida plena. Y si bajamos un poco la intensidad del deseo nos encontramos que para el 40%, es importante pero no esencial. Y luego no es una opción o deseo importante para el 20% de las jóvenes.

Tanto para centennials como para millennials, independientes del género, el deseo de ser madre o padre los interpela a tal punto de proyectarlo en un futuro mediato. Por lo tanto, aumentó el número de mujeres y parejas que optan por preservar sus óvulos.

Además, el papel de los géneros y la maternidad también se está consolidando sobre una mayor apertura y tolerancia social. Más de la mitad de los argentinos están de acuerdo en que puede haber dos “mamás”: específicamente, 6 de cada 10 personas consideran aceptable que las parejas del mismo sexo adopten o tengan un hijo. Es notorio como esta mirada choca con la agenda conservadora de los nuevos líderes de la política de los últimos tiempos.

Así, la gran mayoría de los argentinos consultados dice aceptar sin problemas las técnicas alternativas para tener hijos: nada menos que un 87% dijo estar “de acuerdo” y/o “totalmente de acuerdo” con el uso de las técnicas de fertilización asistida para convertirse en padres o madres. Cabe destacar el rol del estado ante las prácticas de fertilización asistida y sus tratamientos, no solo por su gratuidad, también por la excelencia de sus médicos.

Maternidad y nivel socioeconómico

Es interesante destacar que, en Argentina, el deseo de no maternar está intimamente ligado con las herramientas que el propio capital social le otorga a cada mujer. No siempre se puede optar y a veces decidir es solo una circunstancia. Tal es así que el deseo aumenta ligeramente en las mujeres de nivel socioeconómico bajo (20%), mientras que disminuye en el nivel medio (14%) y, sobre todo, en el alto (8%).

Al analizar los resultados globales por edad, se observa que el porcentaje de mujeres que no son madres y que descartan la maternidad en sus planes futuros crece más de diez puntos en las jóvenes de 18 a 24 años a nivel global, alcanzando un 30%. En Argentina, este crecimiento es aún más pronunciado, disparándose al 47%. Esto representa a 5 de cada 10 mujeres jóvenes que no muestran intención futura de maternar.

Las razones de no maternar son tan variadas como el propio cambio cultural de las últimas décadas. Desde la decisión individual de no querer tener hijos. No tener la capacidad económica para sostener una crianza. La responsabilidad afectiva e indivual de autopercibirse no estar preparada para el rol. La meta por excelencia de la vida profesional y enfocarse en su vida o la vida en pareja. Un varieté como seres humanos sobre la tierra hay.

Un punto a favor de las nuevas generaciones es pensarse y la responsabilidad afectiva ante el acto trascendental de maternar. El tiempo que todo lo muta, a veces para bien y otras no tanto, de a poco nos limpia de mandatos y nos invita a elegir que no es poca cosa.