Colegios inclusivos: 8 de cada 10 argentinos creen que es “positivo” que los chicos con discapacidad estudien en escuelas comunes
El 84% de los argentinos ve como algo positivo que los chicos y chicas con discapacidad estudien en escuelas comunes. El dato surge de un estudio hecho por el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y la consultora Voices!, al que LA NACION accedió en forma exclusiva.
De este estudio surge también que una gran mayoría de argentinos, exactamente el 78%, piensa que una medida de este tipo contribuiría a bajar los niveles de discriminación y violencia. Y no limitan el impacto positivo solo al mundo de la educación. Por el contrario, creen que con la educación inclusiva se beneficia toda la sociedad.
Por qué es importante. Que más de ocho de cada diez argentinos consideren que la inclusión en las escuelas es una medida buena o muy buena es un dato alentador en un país como el nuestro, donde todavía el 40% del alumnado con discapacidad estudia en escuelas especiales u otros espacios segregados. Esto ocurre pese a que la inclusión en las escuelas no es un privilegio o un gesto empático que cada institución decide tener o no, sino que se trata de un derecho.
- Sin embargo, todavía no hay plena conciencia al respecto. Ni entre un sector de la ciudadanía, ni entre algunas instituciones educativas. Lo confirma un hecho reciente: la negativa del Magno College, un colegio de gestión privada ubicado en Pilar, de renovarle la matrícula para 2023 a ocho alumnos con discapacidad, porque, según habría expresado su dueño, “bajaban la vara”. Tras la intervención y el repudio de diferentes organismos, como la Dirección de Educación de la Provincia, la Defensoría de la Niñez y el INADI, hace diez días la institución anunció su cierre definitivo a partir del año próximo, colocando a todas las familias ante la urgencia de salir a buscar vacante en otra escuela.
Quién dice que la escuela común debe ofrecer educación inclusiva. El derecho a aprender en un contexto diverso e inclusivo está reconocido en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, un tratado internacional aprobado por las Naciones Unidas que fue ratificado por la Argentina en 2008 y que tiene jerarquía constitucional desde 2014 mediante la ley 27.044. El artículo 24 de esta ley obliga a los Estados a garantizar sistemas educativos inclusivos en todos los niveles –brindando los apoyos y ajustes que sean necesarios a quienes los requieran– y a asegurar que las personas con discapacidad no queden excluidas de las escuelas comunes.
Cuáles son las principales barreras a la inclusión. Para las personas que no conviven con una persona con discapacidad, son la falta de capacitación de las y los docentes (40%), la falta de personal de apoyo calificado (36%) y las fallas desde el Ministerio de Educación para trasmitir pautas claras (34%).
- Entre quienes viven con niños, niñas y/o adolescentes con alguna discapacidad (el 11% de los encuestados), la principal barrera mencionada es la misma, la falta de capacitación docente, mencionada por el 43%. La segunda es la cultura discriminatoria de los alumnos (34%). Mientras que en la tercera vuelve a haber coincidencia: las fallas desde el Ministerio de Educación para trasmitir pautas claras, según el 33% de los consultados.
“Es interesante el ‘momentum’ que se está dando, donde se pone mucho foco en pensar y repensar el imaginario sobre distintos grupos y diversidades (género, mayores, discapacidades, etcétera). Es un momento para derribar barreras y generar cambios con información de calidad. Y en ese sentido es muy importante el trabajo que están realizando los medios, las organizaciones de la sociedad civil dedicadas a estos temas e individuos influencers que toman estas banderas”, sostiene Constanza Cilley, directora ejecutiva de Voices!, quien agrega que el relevamiento fue realizado entre el 2 y el 16 de julio de este año. Para ello, se consultaron en forma online a 1093 personas mayores de 16 años procedentes de las diferentes regiones del país.
Excusas que esconden prejuicios. La persistencia de ciertas barreras dentro del sistema educativo tiene múltiples impactos. Por un lado, habilita a que muchos colegios les cierren las puertas a los alumnos y alumnas con discapacidad con excusas del tipo: “ya cubrimos el cupo de inclusión” o “no estamos preparados para un caso como este”.
Incluso, en muchos casos en los que sí se accede a la vacante, no hay por parte de esa institución un compromiso real para que ese alumno o alumna aprenda en un contexto en el que todo el grupo se enriquezca con esa experiencia. Y ante una pobre experiencia, el imaginario que se construye es equivocado o prejuicioso: “La inclusión no es posible” o “Los proyectos de inclusión bajan la vara de todo el curso”.
La encuesta realizada por Voices! y el CIS UADE replica de varias maneras estas ideas:
- Por un lado, si bien un 67% expresa que las aulas inclusivas mejoran la calidad educativa, el 60% se mostró temeroso de que los alumnos con discapacidad sufrieran acoso y/o discriminación.
- Por otra parte, la mitad de los encuestados consideró que estos alumnos recibirían mejor atención en espacios especiales y, ante otra pregunta, un 36% se mostró de acuerdo en que la educación inclusiva deteriora el nivel de la escuela común.
“Si bien la mayor parte de la sociedad valora las aulas integradas, coexisten en la opinión de los argentinos expectativas y reservas. Un obstáculo que encuentran es la falta de formación docente y de personal de apoyo.”, analiza Solange Finkelsztein, Coordinadora de Investigaciones de UADE.
Aprobación mayoritaria. Los resultados de esta encuesta demuestran que, aún con todos los desafíos por delante, los prejuicios y el rechazo social hacia la educación inclusiva son una franca minoría. Cuando todavía resuenan los ecos del conflicto generado en el colegio Magno por su rechazo a la inclusión, esto es, definitivamente, una buena noticia.