Cómo donan los argentinos, a qué causas apuestan y en quiénes no confían
De acuerdo con una investigación de la Universidad de San Andrés, junto a Qendar y Voices!, los argentinos están cada vez más dispuestos a donar a organizaciones de la sociedad civil. En qué se fijan para hacerlo
Aunque la cultura de la donación en la Argentina todavía se considera una práctica minoritaria, la cantidad de personas dispuestas a ayudar crece año a año. En el marco de un proyecto que busca la propagación de esta acción, llamado "Cultura de Dar", el Centro de Innovación Social de la Universidad de San Andrés (UdeSA), la agencia Qendar y la consultora Voices! se unieron para realizar un relevamiento sobre las donaciones de dinero y bienes en la Argentina.
El estudio, busca "fortalecer las capacidades de las organizaciones de la sociedad civil para movilizar recursos económicos, indispensables para cumplir con su misión, y brindar información valiosa para promover una cultura de la donación en nuestro país que facilite el crecimiento y consolidación de estas organizaciones", sostuvieron los investigadores.
A pesar de que hoy en día los niveles de participación son bajos, el estudio detectó una leve suba en el porcentaje de personas que realizan donaciones de dinero a OSCs. En 2020, el porcentaje de argentinos que estaba dispuesto a aportar dinero a estas organizaciones era del 19%, mientras que el número subió a un 22% en 2022.
Del total de personas que donaron a OSCs en 2022, más de la mitad se nuclea en el Área Metropolitana de Buenos Aires. De hecho, un 27% reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mientras que otro 27% vive en el Gran Buenos Aires.
Respecto a las causas, las principales razones que mueven a los donantes son el hambre y la alimentación, la salud y la prevención de enfermedades, y las investigaciones médicas. Les siguen cuestiones relacionadas a personas en situación de calle y el cuidado, protección y conservación de los animales, dos causas "en crecimiento", según el estudio.
En términos numéricos, "seis de cada 10 donantes dirigieron su aporte económico a organizaciones vinculadas con los niños, niñas y adolescentes, mientras que tres de cada 10 lo hicieron para ONGS que trabajan para personas o familias en situación de pobreza", arrojó la investigación.
En cuanto a la cantidad de entidades que apoyan a los argentinos a la hora de donar bienes o dinero, el 59% de los habitantes afirman abocarse a una sola organización, mientras que el 31% dona a dos o tres. El restante 10% apoya a cuatro o más asociaciones.
¿Donar es para ricos?
Si bien los argentinos concuerdan con que donar ‘hace bien', afirman también que es mayoritariamente una actividad sólo para ricos. Esta idea se expresa más fuerte en el segmento socioeconómico bajo, en el grupo etario de 18 a 34 años y entre aquellos que no son donantes.
En el estudio de 2020 era más moderada la percepción de que donar es solo para ricos. En ese entonces, sólo el 20% de los encuestados estaba de acuerdo con esa idea, mientras que en el estudio de 2022 ese porcentaje se incrementó en un 10 por ciento.
Asimismo, la idea de que son las empresas y el estado quienes deben financiar a las ONGs y las OSCs es cada vez más frecuente entre las personas de menor nivel socioeconómico. De hecho, el 77% de los encuestados respondió que el estado debería ocuparse de las causas o financiar a las ONGs. De la misma manera respondieron que las empresas deberían donar dinero y no así las personas individuales.
"La principal barrera esgrimida como razón para no donar es la económica", sostiene el informe. Sin embargo, expone que también existen barreras vinculadas a la desconfianza en las ONGs, en la transparencia en el uso de dinero y la falta de contacto por parte de las organizaciones.
De esta manera, el 48% de las personas dice que no dona por la crisis económica, la falta de dinero o falta de trabajo. Otro 27% dice que apoya directamente a personas o familiares en dificultades, mientras que un 24% de los encuestados dice que prefiere donar bienes o hacer voluntariado o ayudar de otra forma que no sea aportando dinero.
Por su parte, hay un 17% de argentinos que no confía en entidades sin fines de lucro o alega que no hay suficiente transparencia en el uso de fondos, mientras que el restante 11% dice que no son las personas las que se tienen que ocupar de esos temas.
La crisis de las instituciones
"Las organizaciones de la sociedad civil perdieron lugar frente a las empresas, que las superan o las igualan en imagen", afirma la investigación. Se trata de una "amenaza creciente", ya que en 2015 y 2016 tenían un 58% de confianza; en 2020 bajó a un 46% y en 2022 la baja fue del 39%.
Estos porcentajes arrojan que cinco de cada 10 encuestados no confía en las ONGs. Aquellos que sí lo hacen, residen en la región Metropolitana y tienen 35 años o más. En contraposición, los que no confían son del segmento socioeconómico bajo y residen en el interior del país.
Las tres entidades más relevantes según el estudio fueron las Pymes, las empresas multinacionales y las grandes empresas nacionales. Estas aumentaron significativamente su imagen positiva en un 54, 42 y 40 por ciento, respectivamente. En cambio, las entidades sin fines de lucro tienen una percepción negativa del 51%.
A su vez, el sondeo de otras entidades también arrojó panoramas un tanto desalentadores. Sólo un 33% de los encuestados tienen una imagen positiva de la iglesia, mientras que el 61% dice tener una mala percepción. Lo mismo sucede con el Gobierno Nacional. Este tiene una buena imagen para el 26% de los argentinos, mientras que el 68% dice tener una idea negativa. En el caso de la Justicia y el Congreso con la imagen negativa es del 79 y 77%, respectivamente.
Donaciones a futuro
Pese a la desconfianza en las ONGs, el panorama resulta alentador. Según el estudio, seis de cada 10 personas declararon que están dispuestos a donar dinero en el próximo año. El 17% respondió que seguramente lo hará, mientras que otro 41% dijo que probablemente así sea. La intención de donar es mayor entre varones, personas más jóvenes y con mejor nivel socioeconómico.
La investigación se realizó con una muestra de más de 1200 adultos argentinos y con acceso a internet durante octubre de 2022.
Por Lola Loustalot