La falta de días de clase empuja el éxodo a la escuela privada
Los paros docentes son el principal motivo para elegir la enseñanza privada. Las mujeres, especialmente las de menor poder adquisitivo y las que viven en el GBA, son las que más preocupadas están por la pérdida de días de clases. El nivel superior es el mejor evaluado. Los planes de estudio, la mayor preocupación. Radiografía de la educación argentina. Las preocupaciones que varían según edad, sexo, nivel económico y zona de residencia.
El Centro de Investigaciones Sociales de la UADE y la consultora Voices! realizaron un relevamiento de opinión pública a nivel nacional: “Desafíos y nivel de la educación en Argentina”.
La necesidad de mejorar la calidad de enseñanza es el principal obstáculo a solucionar. En primer lugar y con una gran distancia del resto de los desafíos, dicha preocupación fue seleccionada en un 55% de los casos. Luego sigue, con un 28%, la cuestión del presupuesto, y en tercer lugar, con un 25%, la necesidad de que la educación trate problemas del mundo real.
Entre los porcentajes intermedios, del 12% al 15%, están los desafíos (de menor a mayor elección) relacionados con el acceso a la tecnología, mejorar la formación docente, la integración al mundo laboral y la implementación de medidas de evaluación de calidad de enseñanza.
En menor medida, con pocas respuestas, no se tomaron en cuenta la continuidad de los directivos, la cantidad de cupos para garantizar la accesibilidad, la necesidad de incorporar programas psicosociales, la participación de los padres o la infraestructura, que es usualmente nombrada como uno de los mayores problemas de la educación argentina.
Si bien en general a todos los encuestados les interesa el presupuesto de educación, y creen que hay que mejorarlo, para los más jóvenes, de entre 16 y 29 años, éste no es el problema principal. La cuestión se invierte si se habla de la necesidad de incorporar problemas del mundo real en las aulas; la población joven cree que ésta es una necesidad imperiosa, mientras que quienes tienen de 65 años a más no lo consideran como una prioridad.
Si se toma el nivel socioeconómico, todos los estratos coinciden en que es necesario mejorar la calidad de los planes de estudio. Sin embargo, sobre adaptar la enseñanza a problemas del mundo real, quienes mejor nivel económico poseen no creen que sea prioritario.
Otra diferencia en el orden de los problemas se nota según la zona de residencia. Quienes viven en el Gran Buenos Aires tampoco creen que la educación basada en problemas del mundo real sea una necesidad imperiosa, como sí lo creen, en mayor medida, quienes viven en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en el interior. En todos los casos coinciden en que es importante que los contenidos sean más rigurosos.
“Los paros y el ausentismo docente parecen ser el motivo más fuerte para elegir la educación privada por sobre la pública, tanto para los niveles primario como secundario”, señala Solange Finkelsztein, coordinadora de Investigaciones de UADE.
¿Por qué elegir la educación privada? Por mucho, con 63% y 62%, respectivamente, las dos principales razones son: primero, evitar la pérdida de clases por paros o ausentismos docentes, y segundo, la calidad de la educación. En tercer lugar, con 28%, queda “por la pedagogía que se aplica”. En el medio están quienes la eligen por tener mejor infraestructura (24%), por la comunidad de las familias que asisten (20%) y por ser un colegio bilingüe (17%).
En último lugar está el prestigio del colegio, que no fue considerado entre los principales motivos, así como tampoco es uno de los principales motores de la elección de la educación privada suponer que la educación de pago tiene mejores docentes que la educación pública.
Las mujeres, en general, pero especialmente las de menor poder adquisitivo y las que viven en el GBA, son las que más preocupadas están por la pérdida de clases. Los hombres, en cambio, están más preocupados por la calidad de la educación. Y mientras a las mujeres les interesa “la pedagogía que se aplica”, los hombres apuntan a la infraestructura y a la comunidad de familias.
A su vez, la comunidad de familias es un factor importante a considerar por quienes son parte del ABC1, mientras que esto no es para nada relevante entre quienes tienen menor nivel socioeconómico. Siguiendo la misma línea, quienes menos recursos tienen están más preocupados por la calidad de la educación, frente a la clase media, que está más preocupada por los paros. El prestigio del colegio es considerado por quienes viven en la CABA, no tanto así como entre quienes viven en el interior o en el Gran Buenos Aires.
Para calificar la calidad de la enseñanza en el país se tomaron dos grupos: por un lado, una calificación de la enseñanza en general, y por el otro, una calificación particular de la propia enseñanza recibida o recibida por los hijos del encuestado. Las respuestas varían según la propia percepción de la educación obtenida, frente a la educación que recibe el resto de los argentinos, o la mayoría de ellos.
La mitad de los argentinos cree que la educación primaria es buena, mientras que siete de cada diez padres creen que la educación de sus propios hijos es buena. Es decir que la mayoría evalúa mejor la educación recibida que la educación argentina en general. De la misma manera, sobre la educación en general, un 17% respondió que es mala, mientras que ese porcentaje baja si se toma el caso propio, con solo un 8% de respuestas negativas.
Es decir que es muy poco el porcentaje que cree que manda a sus hijos a una escuela que considera mala. Constanza Cilley, directora ejecutiva de Voices!, así lo remarcó: “El estudio pone en evidencia que hay una discrepancia en cómo se califica la educación en general y la educación de sus propios hijos, a la que se evalúa más favorablemente. Sin embargo, se registran opiniones más críticas de los colegios públicos que de los privados”.
Si se habla de la secundaria, los porcentajes son similares. Un 48%, o sea menos de la mitad, cree que la educación en general es buena, frente a un 67% que evalúa favorablemente la educación propia. Sobre las respuestas negativas: un 16% cree que la educación general es mala, mientras que es así en un 6% en el caso particular. Los porcentajes que faltan para llegar al 100% se dividen en respuestas “regular” y “no sabe o no contesta”.
Sobre esta evaluación no se registraron diferencias entre géneros; mujeres y hombres opinaron en forma muy similar. Aunque sí se notaron discrepancias etarias. Sobre primaria y secundaria: a mayor edad la evaluación empeora. En el nivel universitario la cuestión se invierte: a más edad la evaluación es progresivamente más positiva, y en este caso los más críticos son los más jóvenes.
También se encuentran diferencias en los distintos niveles socioeconómicos. A mayor poder económico, menor es la evaluación positiva en primaria y secundaria. Es decir que quienes mayores recursos tienen, evalúan peor la primaria y la secundaria. Mientras que en la universidad la cosa se da vuelta y los que mejor ven el nivel superior son quienes más dinero poseen.
No se registran grandes cambios según la zona de residencia sobre primaria o secundaria: la opinión sobre estos niveles es similar tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en el GBA y en el interior. Con una valoración intermedia, un 50% cree que la educación es positiva. Esto cambia en la universidad, donde este nivel se ve con mejores ojos en la Ciudad que en el interior.
Algo curioso: el mayor porcentaje de respuestas (o, en realidad, de no respuestas) de “no sabe y no contesta” se dio en el ámbito universitario, que, valga notar, deja de ser un nivel de educación obligatorio. Sobre todo esto ocurrió entre quienes viven en el Gran Buenos Aires, con un 5% de respuestas de este tipo, y en la franja etaria más joven (entre 16 y 29 años) con un 6% de “no sabe/no contesta”. En el resto de los casos, y por tanto en la mayoría de los casos, este tipo de respuestas solo oscilan entre un 1% y un 2%.
Los posgrados y doctorados son los que mejor calificación se llevan. Nueve de cada diez encuestados creen que la calidad de la educación recibida en estos niveles es favorable, con un 61% que la considera “muy buena” y un 29% que la evalúa como “buena”. Aquí hay coincidencia entre el ámbito público y el privado, con una valoración positiva en general, y de casi el 90% en ambos casos.
“La diferencia entre gestión pública y privada se acorta en el nivel universitario. El 85% de quienes tienen hijos que asisten, o ellos mismos lo hacen, al ámbito público señalaron que la calidad de la enseñanza universitaria es muy buena o buena, mientras que el 90% de quienes asisten a establecimientos privados se manifestaron de la misma manera”, afirma el informe.
Cabe notar que ocho de cada diez padres que envían a sus hijos a escuelas primarias de gestión privada definieron la calidad como buena (41%) o muy buena (43%), mientras que en las instituciones públicas esa puntuación fue del 64% en total, entre buena (43%) y muy buena (21%).
Lo mismo ocurre en el secundario. Y casi ocho de cada diez (77%) que envían a sus hijos a secundarias de gestión privada definieron la calidad como buena (51%) o muy buena (26%), mientras que en las instituciones públicas esa puntuación fue del 64% entre buena (46%) y muy buena (18%).
Los terciarios obtuvieron un 63% de positividad en total y los tres niveles superiores, tanto terciarios como posgrados y doctorados, tan solo tienen un 1% de valoración negativa. La percepción más positiva acerca de la educación terciaria recibida se concentró en instituciones privadas de CABA y GBA (entre 85% y 90% en estas zonas).
Si se habla de la difícil elección de la carrera universitaria, un 96% respondió que el factor que más tuvieron en cuenta es el de las expectativas en las oportunidades laborales. Luego sigue el interés personal, y en tercer lugar, como otro factor relevante, quedan los conocimientos previos de la orientación de la escuela secundaria.
Sobre el estudio
El objetivo de la investigación es indagar en la calidad de la educación argentina, analizando la influencia de distintos factores como el nivel socioeconómico y educativo, la edad y la localidad de residencia.
“El trabajo de campo se realizó en la primera quincena de julio de 2022, a partir de encuestas online, complementadas con encuestas presenciales para lograr una cobertura adecuada de todos los sectores socioeconómicos del país, alcanzando un total de 1.093 encuestas de personas de 16 años y más”, explican sus autores.
Por Sabrina Chemen